Huaves

Huaves - Mero Ikooc

Del nombre

Los huaves son también conocidos como mareños o huazantecos. El término huave fue acuñado por los zapotecos para referirse a la "gente que se pudre en la humedad".

Los huaves clasifican a los hombres en tres categorías: los extranjeros (moel), la gente del Istmo (missig) y el conjunto de poblaciones que hablan el huave y corresponden a la categoría de mero ikooc o "verdaderos nosotros".

Localización

Actualmente este grupo habita un litoral del Golfo de Tehuantepec que ocupa las dos terceras partes de una barra de 40 km que separa al océano Pacífico de dos grandes lagunas, conocidas como Mar Superior y Mar Inferior. Las principales poblaciones huaves -San Mateo del Mar, San Francisco del Mar y San Dionisio del Mar- son municipios que dependen políticamente del distrito de Tehuantepec y económicamente del enclave petrolero de Salina Cruz; ésta ha sido la ciudad con mayor índice de crecimiento del estado de Oaxaca en las últimas décadas. También recientemente se crearon dos colonias, Cuauhtémoc y Benito Juárez, que se ubican en el camino que comunica al puerto de Salina Cruz con San Mateo del Mar.

Infraestructura

Entre las vías de comunicación con que cuenta la zona existe un camino de terracería que une a Salina Cruz con San Mateo del Mar; dicho camino concluye en Santa María del Mar, agencia municipal de Juchitán y cuarta población huave de relativa importancia. La ubicación de San Francisco y San Dionisio del Mar, hacia el suroeste de las lagunas, dificulta el acceso terrestre a estos municipios y obliga a bordear la región lacustre por la carretera que comunica al Istmo de Tehuantepec con el estado de Chiapas. Las posibilidades de comunicación entre los tres municipios se reducen a dos vías: la terrestre, por medio del transporte público, generalmente escaso, y la travesía a lo largo de las lagunas cuando el viento del norte lo permite.

En relación con los servicios de salud la asistencia médica enfrenta problemas de difícil solución debido a la escasez de recursos y a una estrategia cultural divergente. Aun cuando los huaves han integrado los métodos de la medicina moderna a los de la tradicional continúan viendo con recelo a los médicos que vienen de fuera y desconocen su lengua y sus tradiciones.

En materia de infraestructura escolar, a partir de 1972 se pusieron en marcha los programas de educación bilingüe que cubre el nivel elemental. Generalmente, los huaves no rebasan este nivel pues los planteles de educación media superior se ubican en Salina Cruz, Juchitán y Tehuantepec.

Antecedentes históricos

Burgoa, en su Geográfica descripción (1674), sugiere que los huaves son originarios de Nicaragua a partir de que un fraile de ese país pudo entender un diálogo en huave entre un sacerdote y su criado. De esta anécdota se desprendieron dos tipos de hipótesis. Una consistió en buscar inútilmente alguna filiación lingüística con la subfamilia mangue, y otra, que sostiene que los huaves llegaron al Istmo procedentes de Centroamérica, desplazando a los mixes que habitaban ese territorio.

A diferencia de los mixes que mantuvieron una resistencia constante ante las incursiones españolas, las relaciones de los huaves con la administración colonial fueron esencialmente pacíficas. La penetración española en las costas del Istmo estuvo marcada por una alianza establecida entre el señor de Tehuantepec y los nuevos conquistadores, que ofreció a los primeros la fuerza para combatir el señorío mixteco de Tututepec y a los segundos la posibilidad de acceder al Mar del Sur a través del Istmo.

A principios del siglo XVII los dominicos establecieron una doctrina en San Francisco del Mar con San Mateo como segunda cabecera; esta doctrina, dependiente del priorato de Tehuantepec, posibilitó la creación de haciendas y cofradías destinadas a sufragar los gastos del culto. Los conflictos entre las órdenes monásticas y el clero secular trajeron como consecuencia que diversas doctrinas pasaran a la jurisdicción del obispado de Oaxaca. Esto provocó un proceso discontinuo de evangelización y un vacío eclesiástico de más de dos siglos. Este vacío tuvo un efecto decisivo en los niveles de aislamiento de la región huave, ajena a los procesos históricos del resto del país.

La Revolución de 1910 se convirtió en escenario de desplazamientos masivos que tocaron de cerca a los huaves, cuyos jóvenes fueron reclutados para integrar las filas del ejército regular o de alguna de las facciones en lucha. Una de las consecuencias del movimiento armado fue la reducción del territorio huave original como consecuencia del despojo que llevaron a cabo dichas facciones. Aunado a ello, la infiltración de colonos zapotecos durante el siglo XX provocó no sólo la reducción del territorio sino una serie de conflictos territoriales como el que estalló en 1972 entre las poblaciones de Ixhuatán y San Francisco del Mar; y los de 1978 entre los habitantes de San Mateo y la Liga de Campesinos y Estudiantes de Juchitán.

Lengua

La filiación lingüística del huave es incierta. En 1916, Radin lo ubicaba dentro del grupo zoque-maya-totonaco, mientras que Swadesh, a mediados del siglo XX, atribuía su filiación al grupo macro-mixteco. Para Longacre, en cambio, el huave conforma un grupo lingüístico totalmente independiente.

Los huaves, por el contrario, opinan que tanto el grupo como la lengua proceden de Perú o Nicaragua, aludiendo a una crónica del siglo XVI que ubica su origen en ese sentido, dado que un fraile nicaragüense pudo comprender un diálogo que se desarrollaba en huave entre un sacerdote y su criado.

Salud

Los huaves clasifican las enfermedades en dos grandes categorías: las enviadas por Dios, generalmente leves y de carácter epidémico, y aquellas causadas por una acción humana o por la intervención directa de algún difunto. El neandïy siï t, "conocedor de la vena", examina el pulso derecho del paciente para detectar la naturaleza de la enfermedad. A partir de su diagnóstico se acude a otros especialistas que llevarán a cabo los tratamientos terapéuticos adecuados. La primera categoría, además de reconocer las enfermedades que pertenecen a la gnoseología occidental, abarca los malestares que son provocados por la oposición entre "frío" o "caIor" y que, preferentemente, se limitan a causas intestinales.

Las enfermedades de la segunda categoría, conocidas como narangïc suelen, por el contrario, asociarse a condiciones emotivas tales como la ira, la depresión o el temor. Su tratamiento no sólo exige la intervención de un especialista, sino también la ejecución de una larga ceremonia presidida por el neasomïy.

Un tercer tipo de enfermedad, incluido dentro de la segunda categoría, es el que se deriva de los daños causados al "tono" o alma animal. Éste, que habita en algún paraje lejano, desconocido por el paciente, puede verse amenazado de muerte y provocar el mismo efecto sobre su alter ego. La tarea del neasaing consiste en emprender un viaje mítico hacia el lugar donde se esconde el tono y salvarlo de la enfermedad o la muerte.

Vivienda

Si las paredes de concreto y los techos de lámina tienden a ganar cada vez más terreno en las poblaciones huaves, aún es posible observar en San Mateo del Mar las tradicionales casas hechas de horcones, carrizo enjarrado y palma real. Sobre los patios se construyen enramadas que sirven por igual como área de trabajo o lugar de descanso donde se cuelgan las hamacas y se pone a secar el pescado o el camarón. El patio y la enramada son, en cierta medida, los espacios de socialización; en ellos se recibe a los visitantes, se convive y se discuten los asuntos familiares. La cocina, situada generalmente sobre el mismo patio, consta de un fogón y un horno. A diferencia de la enramada, los dormitorios representan un ámbito privado donde se guardan las escasas pertenencias y se prenden las velas de los altares familiares.

Artesanías

Mientras que la fabricación de redes y atarrayas está a cargo de los hombres, el bordado de servilletas, huipiles y manteles es propio de las mujeres. Su producción, fomentada por diversas dependencias gubernamentales, enfrenta actualmente un mercado sumamente saturado y obliga a las cooperativas de artesanas a diversificar los diseños originales y a sustituir los antiguos tintes por otros más económicos y redituables. La sustitución de las materias primas, sin embargo, no ha alterado el modo tradicional del tejido ni las remotas técnicas del telar de cintura.

Territorio, ecología y reproducción social

El litoral donde habitan los huaves es de clima árido; las lluvias son escasas, el riego difícil y la producción agrícola está sujeta a las variaciones del tiempo. El litoral carece de estaciones y su única alteración consiste en una corta temporada de lluvias y una larga época de sequía. A ellas corresponde, aproximadamente la presencia de dos vientos encontrados: el del Norte y el del Sur, en torno a los cuales giran la pesca y la mitología. Entre octubre y febrero, el viento del Norte golpea con fuerza el litoral y provoca el desplazamiento de las dunas hacia terrenos que antiguamente fueron de cultivo. Los cuatro meses de Norte y los sucesivos meses de calor son suficientes para secar completamente la zona que queda supeditada a la irregularidad de las lluvias de junio a septiembre.

Pesca, agricultura y ganadería constituyen, en este orden, las actividades básicas sobre las que gira la economía huave. Aun cuando la agricultura haya experimentado un incremento considerable en los últimos años, su producción no es suficiente como para que se comercialice en el mercado. La naturaleza del terreno dificulta el cultivo del maíz y su abastecimiento está aún a cargo de los comerciantes zapotecos. En algunas zonas se ha intensificado el cultivo de sandía y melón, los cuales se siembran con las primeras lluvias en terrenos de arado. El mismo curso han tomado los cultivos de calabaza y de ajonjolí; productos que gracias a su resistencia a la sequía son importantes.

La ganadería no es una actividad importante y su finalidad es casi siempre el consumo doméstico o representa una pequeña inversión cuando se vende algún animal.

La pesca constituye una actividad generalizada y es también la base de una economía distintiva. Su explotación se limita a las extensiones lacustres y a los pequeños esteros que se forman entre la Laguna Inferior y la Laguna Superior.

El comercio es una actividad esencialmente femenina; mientras los hombres pescan, las mujeres salan, cuecen, secan y venden el producto en los mercados locales. Por otro lado, el incremento demográfico de los municipios huaves agudizó la tendencia de fragmentar el territorio mediante desplazamientos masivos hacia la periferia de poblaciones centrales. Comenzó una migración desde San Francisco hasta un antiguo territorio huave que estaba en manos de colonos zapotecos, donde se fundó San Francisco del Mar Pueblo Nuevo. Esto trajo enfrentamientos entre ambos grupos

Organización social

Los huaves estructuran su vida social a partir de un sistema de cargos jerarquizado que obliga a los hombres de la comunidad a cumplir, de manera gratuita, con los cargos que les sean asignados. Se organizan en torno a dos poderes: el religioso y el municipal. La organización jerárquica del primero se compone de cinco escalafones que concluyen con el cargo de maestro de capilla, máxima autoridad de la iglesia. La organización del segundo es mucho más compleja y se articula en tres niveles que contienen 13 cargos. El nivel superior puede dividirse en dos subgrupos: el mayor, el juez de mandato, el suplente del alcalde y el suplente del presidente municipal por un lado, y el alcalde y el presidente municipal por el otro. Hasta el segundo nivel la naturaleza de los cargos es obligatoria y clausura el ciclo de servicios que todo hombre debe ofrecer a la comunidad; los cargos del último nivel son, por el contrario, puestos electivos a los que sólo se accede por el consenso comunitario.

Las funciones civiles están ligadas a la actividad ceremonial ya que el orden de la estructura municipal supone un conjunto de obligaciones rituales vinculadas con el nivel y tipo de cargo que se ocupa. A los cargos más altos, es decir, presidente municipal y alcaldes, corresponde solicitar la lluvia y el bienestar para la comunidad. En el universo de los huaves, estas dos figuras representan simbólicamente dos mundos opuestos y convergentes: el terrenal y el divino. Mientras que el poder presidencial se circunscribe a un campo administrativo, el poder del alcalde se sustenta sobre un vínculo entre éste y las divinidades locales: monteoks y nahuales.

A la extensa red de relaciones que se establecen entre la estructura civil y la religiosa, se une la línea de la mayordomía. Su acceso no es directo y supone el servicio de cargos previos que, una vez cumplidos, aseguran el ascenso a la categoría de mayordomo.

Este tipo de organización, que antiguamente regía los diversos municipios huaves, sólo se mantiene vigente -con grandes dificultades- en San Mateo del Mar. San Francisco y San Dionisio del Mar han visto fracturado su sistema de cargos y actualmente organizan sus calbidos políticos mediante elecciones partidistas. El tequio o trabajo comunitario sólo se mantiene vigente en San Mateo del Mar.

Cosmogonía y religión

Los huaves son nominalmente católicos desde el siglo XVI. Las prácticas y los cultos que gobiernan su vida religiosa son, en su gran mayoría, instituciones que provienen de varios siglos de influencia dominica, fruto de un proceso de evangelización discontinuo que logró establecer una armonía entre las divinidades cristianas y las vernáculas. Entre Dios y los hombres se organiza una amplia cadena de santos, vírgenes y monteoks que fungen como intermediarios y centralizan las actividades del culto.

Monteok designa a una entidad sobrenatural y, al mismo tiempo, al atributo que caracterizaba a las autoridades huaves cuando éstos eran gente de costumbre. Cuando la tradición y el respeto se extinguieron, los monteoks abandonaron las comunidades huaves y se refugiaron en los cerros de la comarca. Desde ahí gobiernan las fuerzas naturales y se hacen presentes en los rayos y en los relámpagos que cruzan el horizonte.

El norte y el sur no son sólo términos que guían a los huaves en el espacio, sino también en la taxonomía del cosmos. El Sur es un viento femenino: viene del mar, de las olas que formó la virgen de la Candelaria cuando pisó el océano; el Norte es masculino, procede del continente y no es ajeno a los poderes del santo patrono. Dentro de este sistema clasificatorio, la oposición entre derecha e izquierda encuentra su correspondencia en la oposición hombre-mujer. Como el hombre y la mujer, el norte y el sur presiden los actos de la vida y de la muerte y están presentes en gran número de rituales.

Fiestas

La vida ceremonial de los huaves está ligada con la naturaleza y con los ciclos estacionales. En San Dionisio del Mar, una vez transcurridas las festividades de Semana Santa, autoridades y rezadores locales van a pedir lluvia a Cerro Cristo, pequeña isla que los huaves reconocen como lugar sagrado; otro es Cerro Bernal, visible desde la playa que une a San Mateo del Mar con el océano y hacia donde se dirigen las peticiones de este municipio. En su ciclo anual, los huaves de San Mateo cuentan con tres celebraciones importantes: la Candelaria, a principios de febrero; Corpus Christi, hacia la mitad del año, y la fiesta patronal de san Mateo, el 19 de septiembre. Este esquema, que distribuye la longitud del año en tres segmentos ubicados proporcionalmente, se reproduce con características similares en las otras comunidades del área. Como en San Mateo, en San Dionisio se festeja además de Corpus, al Cristo de Esquipulas a mediados de enero y, el 9 de octubre, a su santo patrono. La serie Cristo de Esquipulas-Candelaria, a principios del año, se prolonga en la festividad de san Felipe de Jesús, que Huazantlán celebra el 4 de febrero, mientras que la serie San Mateo-San Dionisio, hacia finales del ciclo, pasa por la celebración de san Francisco el 4 de octubre. Así, la distribución temporal de los ciclos festivos corresponde con los ciclos estacionales.

Relaciones con otros pueblos

Los conflictos territoriales afectan por igual las relaciones entre municipios zapotecos como las que median entre los huaves. Los zapotecos, dueños de un territorio fértil, geográficamente estratégico para su desarrollo, han consolidado un régimen económico y político que les permite ejercer su dominio frente a los pueblos indígenas vecinos. Este dominio se expresa sobre todo en el ámbito comercial mediante el acaparamiento de los productos pesqueros y agrícolas de la zona pero también en el lenguaje, la indumentaria y las prácticas ceremoniales. Un "modelo" zapoteco de festejar, vestirse o casarse ha sido adoptado por mixes y chontales. Los huaves solían mantener un estrecho contacto con los chontales a través de visitas ceremoniales; sin embargo, la cercanía entre ambos grupos no se ha visto favorecida por la falta de caminos y carreteras.

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